La violencia delincuencial se ataca con políticas de educación, prevención e inteligencia evitando la violencia o en todo caso, aplicando el rolo y no el plomo. La delincuencia no sólo es producto de la miseria humana sino de la pobreza por medidas sociales y económicas del Estado completamente erradas. No se puede aceptar que cada vez que la policía o los militares mat
an a un delincuente, los delincuentes se vengan de la misma forma. Es y sería un círculo vicioso de nunca acabar. Lo que se plantea en un país que se dice democrático, no es la brutalidad sino la inteligencia racional.
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