lunes, 3 de junio de 2024

¡Ola y olé Leticia!

¡OLA Y OLÉ, LETICIA! Leticia vivía en el Puerto de las Chalanas dándole la bienvenida con pase de muleta a los automóviles que venían en la barcaza desde el otro lado del Orinoco, ribera de Soledad. Vivía Íngrima en una casa de la vecindad, pero más era el tiempo que estaba en el tráfago del puerto, atenta a los transeúntes y a la "fauna” vehicular que le daban alacridad al lugar. Muy cerca estaba el Circo Monedero y del coso novillero, tal vez le venía a Leticia el influjo de torear. Sólo que en vez del clásico capote utilizaba una vara y en vez de un toro, la embestía un carro. Los peatones la animaban: "!0la y olé, Leticia!”. Un día el circo del Puerto estaba de bote en bote pues los aficionados de la burocracia y el poder aguardaban nada menos que a "Mi General” que venía conduciendo como todo un Marimón en su lujoso carro deportivo, algo así para Leticia como un buen pitoneado toro de Guayabita con muchos bríos y bastante kilos, para lo cual necesitaba la ayuda de un rejoneador. Vinieron varios y confundiendo a la mataora con el toro, la pincharon y de una vez se la llevaron en vilo. De todas maneras tuvo tiempo para lanzar este capotazo: "¡Muera el Dictador Marcos Pérez Jiménez!” y nunca más se supo de Leticia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario